lunes, 22 de abril de 2024

Océano de sol. Antonio Vega (a, por, desde)

me crea el agua sustancia universal, planeta con su cinturón aguantando mis pantalones, formación de un luego que trasciende cantidades. Soy  asteroide entre nubes de creencias, concentrada zona de pesada agua comparándose con la tierra, el hecho que mis análisis confirman. Hago cometas con esas nubes que sondee los cielos mi niño 

me cubre el agua de mar ahogando divisiones, variando mis límites, conjuntando mis hemisferios en una tolerable proximidad. La tierra me contiene en el tanto por cien que cada momento exige. Sigo cartografiándome con el sonar psicológico sin un método preciso, atiendo a mis volúmenes mentales con una profundidad media lo más estable posible aceptando sus oscilaciones 

mis márgenes neuronales son porciones del mismísimo fondo marino, mi primera bacteria soñando con tierra firme. Se dividen en plataformas, a veces continentales, a veces submarinas, a veces planas, a veces con marcados relieves. El agua abunda en vida, orgánica o no, estratos de tiempo donde pescar. Sostienen las rocas tanta abundancia, lisas, escarpadas. Hay taludes de encuentro con diferentes pendientes, diferente profundidad. Aquí nos aproximamos, en los 
bordes continentales y sus posteriores dorsales oceánicas, nos reubicamos buscando puntos de referencia, y nos medimos, tu altura mi anchura. Aquí formamos sistemas de acción procurando conectar las cosas, nombrando cada nueva conexión. Luego flotamos por un tiempo en las planicies abisales según los márgenes consensuados. Pero la uniformidad cansa y vamos en busca del más brutal de los volcanes, de la fosa más oscura, abismos sacrificiales, sea el planeta que sea 
 
me das océano para componer mi tierra, una hidrosfera en la que integrarme, patrones de tiempo en forma de ciclos, mi hábitat inmediato. Voy reconociendo mi especie a medida que exploro, proyectándome en otras, abriendo el espectro de posibilidades, recordando mi origen. Lo desconocido te considera un estado de frecuencia, el material con que formó tu tierra, las moléculas que de sí escaparon con grácil gravedad, cuando apenas eras polvo estelar, un eón más en el surgimiento de las vidas

eres pues principio oceánico en un accidentado asteroide

me has presentado números fastuosos en tu geometría del espacio, asombrosos problemas con que volver a mirar el universo, incluso los excesos que acidifican tu mundo 

te pensabas con intensa actividad enfriándote hasta permitir tu propio colapso, una polémica continua en aras de ciencia, una estimación de tu origen donde encontrarte 

te doy océano de cualquier planeta reordenando elementos,  componiéndote cuerpos de frágil armonía, confirmándote superficie que pisas, lagos en los que sumergir tu memoria, pequeñas pruebas de existencia, una sistema concreto 

tu más pacífico aspecto menudea por la casa distinguiendo norte y sur, un equilibrio entre hemisferios 

se hace lo menor valioso en un índice de tu presencia, delimita tu volumen de observación con tolerable imparcialidad, cada archipiélago absorbido por un continente: ha creado el agua sustancia universal 

jueves, 18 de abril de 2024

Impossible tightrope. Steve Wilson (PROGFONÍA)

estaba ejecutando habilidades en progresiva aceleración, afinando los instrumentos que se me dieron por tocar las notas que hacen palpitar mi corazón, la emoción exacta que une cielo y tierra 

estaba en los pensamientos de mi entorno recolectando el material artístico sin limitación moral, ser equidistante de la creatividad, un dejarse llevar por el flujo de voces: rocas, musgo, alimañas, personas, aves, árboles, cambiante cielo, la audiencia absoluta hasta indiferenciarme en ella. Entretenida ánima denominando las cosas con el lenguaje apropiado. Se complace en los orificios que la repetición formal deja, se admira en su artístico deseo horadando profundo, una conducta de experimentación que del otro lado del orificio traiga novedades. Se debe a su naturaleza, mutable en el tiempo, a los reflejos que la música ejemplifica, una lucha con los segundos, una princesa considerada con su arte. Rehúye la  crítica en sus clímax, te exige la máxima presencia. Sus artistas arriesgan el equilibrio sobre la fina arista de un balancín 

estaba opinano hasta la contradicción furtiva, tan cercana, tan artística que ni la detectas, mágico misterio del enriquecimiento personal con imágenes de otredad, todo un autor del inocente enredo, tan social él. El programa quizás se disipe en un lapsus de inspiración, cuando las estrellas mantienen su actitud sin obstáculos, cuando la princesa consiente con su arte. Ácidos micropuntos se avalanzan deshaciendo esos mundos 

estabas en la creencia fuere cual fuere su objeto, una profunda exposición alundo, permanente y auténtica, al reflejo de los seres en un magnífico espejo, consecuente con él. Postura, pensamiento, aire sin predicación alguna, sin mensaje. Sientes lo otro lugar común inidentificable, el arte de ser. Te escucha tu creencia con fe animal, un compromiso biológico que no entiende de error o acierto, un trasfondo de especies. Te oye 

estaba en la originalidad del día a día al hoy aferrado, una razón que rehúye la clasificación, una progresión anímica de constante creatividad, de filtros frescos para la experiencia. Están ahí las formas componiendo sus caleidoscopios en un vacío inmenso 

desdeñas a veces la corriente masiva, le pones banales tildes por conservar su flujo, tan predecible que le coges cariño. Tu interés se declara inspiración, ambiciosa creatividad abogando con sus decadentes razones, sus refinados excesos en las voces que manipula jugando con el tiempo

ella te piensa sin restricciones, trabaja tus campos semánticos con desconocido arte, te escribe los libros que nunca terminarás, abre toda posibilidad a pesar de tí, incluso te guía en tu invisible expansión. La variación de tus aspectos diseña formas de vida que te sorprenden, un diario de períodos que sobrepasan tu razón, ficciones con protagonistas que van y vienen, aspectos que relacionas entre sí y cohesionas con un pegamento invisible. Lírica, te canta 

estabas apasionado en tus descubrimientos, niño de ctónicos fundamentos explorando tierra y literaturas, interesado pensamiento del ser en el inmenso flujo. Las cosas te investigan en su considerada curiosidad, te invitan al viaje por refrescar tus sentidos, factored de inspiración que los años cultivan. Lees otras músicas referenciando sus recursos 

siendo es una pausada admiración carente de ciencia, estática realidad que la ficción recubre, humanidad extendida que diluye el dentro y fuera. Focalizas sus personajes en el interesado aprendizaje, los llevas a las estrellas, los entierras en profundo lago, pones título a tus secuencias, falaz autoría. A veces te confundes con ellos temporalmente, te vas por las ramas desoyéndote, tu centro como indistinguible punto en un inabordable cosmos. Te recompones con los fragmentos de la última colisión, escriben de un personaje que fuiste, remoto como aquel punto, una fantasía que ilustre tu conexión con la materia, te haga sentir vivo. Y aprendes combinaciones de estilo y emoción que procuras tangibles, de aquí, habilidades que progresan, ahora 

lunes, 15 de abril de 2024

Apordesde Robert Frost. POÉTICAS

   (Pic: flower jellyfish) 

acaba mi certeza en un error
acallado, una canción cualquiera 

llegan los huéspedes del invierno
con sus penas moqueantes;
me acompañan sus pensamientos 
en las jornadas más duras 
que sólo la lluvia alivia. 
Pero hay al fondo una hermosura,
un árbol sin follaje que se amiga
en mi temblorosa senda 
de mojada hierba 

se apropia la culpa de este ser 
invernal, ahoga al ave y la música de sus alas 

no cede la vida en su entusiasmo, nada impide su ritmo inquieto
como si nada hubiera pasado. Habla incesante a mi resignada escucha, habla alegre 
con los pájaros que van y vienen

baten sus alas abriendo las puertas de la casa, las palmas aguantan 
el jolgorio de sus brincos 

habla mi escucha rebelándose
mientras se quita su traje 
de humildad, marcha en la bruma
con su lengua viscosa 

se posaba un pequeño verderol
en mi mañana: a cualquier afán mío desatento ladeaba su cabeza 
como negando mi propia umbría.
Se aleja mi tosco deseo 
en su canto

callan los árboles en mi desolación,
la tierra palidece en su belleza antigua, va mi corazón. 
Hay verdad en su mirada, compadece mi ceguera 

elegí saber hace tanto ya 
que lo olvidé, de acto en acto 
transito entre hitos rutinarios 

el ayer me aprende con pegajoso amor, una ascética templanza 
de nieve pura que a mi raciocinio siempre esquiva. Ella es
una inquebrantable alabanza 

me elige el camino que al andar amarillea, oyes el lamento 
de aquellas otras sendas 
que tu imaginación tomó.
Recorres el ser viajero múltiple 
queriendo atrapar el deleitoso paisaje en la contemplación, vano esfuerzo que te adormece. 
Y entregaste ese artificio
por no enredarte en la maleza.
Un camino te lleva a otro 
en aparente bifurcación, 
algún reclamo de atractiva apariencia, un trecho de hierba fresca que sacude tu cuerpo,
un tránsito extraordinario 
y sin medidas.
Yazco allí con un pijama 
de virginales hojas 
en una suerte de amnesia.
Quise volver atrás al despertar,
el viejo camino recorrido,
dolor y placer jugando a la taba.
Pongo palabras a la alternacia 
de sueño y sobresueño: imposible
medir la distancia entre ambos.
Ya está, no hay camino, eres ya 

va envejeciendo la noche 
detrás de mi puerta de entrada;
mi estrella, anciana, se cubre
de brillos desconocidos. En torno
se ha hecho el mundo sombra.
Viene la luna a tender su mano 
sobre mi lecho, protege mi sueño.
Su luz se inclina sobre los ojos cerrados, vacía la habitación 
de recuerdos, el tiempo eclosiona,
se abre el espacio infinito 
que los árboles mecen. Mi rostro,
plácido, sobre la nieve pura 
se distiende tan blanco como ella,
con su luz intachable.
Duerme como los carámbanos 
que del alero cuelgan, cálido 
corazón. La noche le respira 
celestial suavidad, campos que
guardan su soledad en compañía 

la linde del bosque resuena con el leve cuchicheo de la vida y la muerte en su pugna perenne, 
la tierra calla. Abraza el sol 
en silencio que aquel susurro
alimente mi sueño, dora los espacios por donde flora y fauna conversan con amor ferviente, donde los planetas se alinean 
en tan frágil y colosal equilibrio,
instante apenas de verdad.  Reciben las flores a la sierpe verde,
al hecho que la mente observa:
deja crecer la hierba 

ha intimado la noche conmigo
con su parlanchina lluvia, 
el agua dulce con reflejos de luna

proclama el tiempo mi bondad 
con ese dulce goteo de recuerdos  

la calle grísea se estira 
hasta la sencilla línea,
se cruza serena con tantas otras,
se ha hecho la mirada horizonte 

una llamada lejana lo atraviesa 
con sideral paciencia, luminoso
pecho que a su ritmo late 

ese rumor profundo ha detenido 
el mundo, no hay caminos, ya eras. Ya eres. Elige ahora tu canción 

miércoles, 10 de abril de 2024

A, por, desde William Carlos Williams. POÉTICAS

excéntricas ramas me anudan
a los extremos del cosmos, 
viene el viento de allí 

la tierra con sus visiones
me arrasa, y verdes flamean
los árboles con sus puntas brillantes volcándose luz.
Las flores, abajo, se ladean
en sumisa reverencia 

tu amor aviva el poema,
un sol que se derrama.
En todo flota
con suprema liviandad 

se han encendido las orquídeas 
de violenta apropiación 

he hecho mía la inmensidad,
poetisa docta que me llama hombre, que muerde mis sentidos con palabra cierta, que tras de mí
camina con infinitas formas
simulando movimiento

azuzan las punzantes ramas 
todo un corpus de pensamientos
comprimiendo la tierra,
un atajo hacia sus frutos 

por ese amor 
la nueva primavera
en completa ascensión 

habrás de bajar a la llamada
de una memoria creativa,
logros de especie renovando 
iniciados en lugares apartados,
implicando a las hordas del destino en alterados movimientos,
abandonándote a tu suerte 

y ese pero rezumará indefinida mente extendiendo tu tiempo 

el supuesto error es aliciente de territorios insospechados, 
una composición del entonces 
que abre nuevas rutas, un cruce 
de caminos que te ha devuelto 
a tu centro donde, por un instante, 
te creerás perdido. Sí, bajaste 
a la blanca llamada 
de los recuerdos 
como composición 

la imagen correcta restabléceme,
viene el viento de allí 

el ocaso despierta a sus sombras, viven el muriente brillo 
de la vigilia, parece apagarse 
en tí el sol de la mañana, apacigua una bendita somnolencia 
la voracidad de los deseos matutinos, la noche avanza 
hacia un amor conforme 

anhelas resurgimiento,
la lucha del amanecer,
un llegar temprano

habrás de bajar la desesperanza
duna abajo en un desierto, caer 
en el sueño profundo 
donde todo está velado,
añorar tus ojos despiertos 
a la suntuosidad de la vida,
dar la vuelta un giro más llenándote de amor, indestructible ciclo 

me colgué de tu rama y sigo vivo 

fue la ventisca de ayer nevosa
furia paralizando las horas, 
fue pereza emocional arrastrando 
los sedimentos del pensamiento 
caduco hacia profunda sima.
Se habían hecho los años maraña
helada, una arboleda entera 
que talar por oscuros callejones 
con manos congeladas, salvaje
soledad sin retorno. La ventisca 
iba cubriendo huellas 

la lengua se dividía y encogía
en disparatadas ramificaciones, quería abarcarlo todo 

a todo llamaba el dolor 
con lumínica velocidad,
crujían del alma los témpanos
en las noches más frías, mis pasos
deformados por cada línea 
de nieve rígido de ventisca 
en el claustro de las sombras. 
"Hay una puerta, niña..." sonaba
detrás de las piedras. Ella,
por encima de cualquier atisbo 
de enfermedad, cruzaba el atrio 
sombrío con gélida sonrisa.
Algo susurraba Azrael! Azrael!
Y creía ser yo.
Se abre una puerta al fondo:
ilumina la luz una escalera 

hay aire en ese impulso,
hay un luego que ondula
en mis narices 

el sol está tejiendo sus líneas 
a través de mi cuerpo, y corre 
su aguja por mis venas transmutando miseria 
en compasión

"decayendo lento sobre la acera"
gemía el vate aginebrado
en su patética hemorragia 

el embargo del estilo llegaba
desabrochándome las formas,
los botones de un nuevo vestido 
en habitaciones desconocidas,
otoños de estampa entre mis manos, los hilos de un cuerpo 
de seda. Mis venas se hinchaban con sórdida apetencia 
que el invierno esculpiría,
gélido viento arremolinado 

saben los árboles de lo que hablo,
sus troncos crujen cuando al viento se lo cuentan

callada mastica mi alma vieja  
los frutos concedidos, alienta 
la savia que pinta de verde,
afila la punta de su rama 
que maduren sus brillos. Sabe 
lo que hablo, sabe 
el joven mundo a ella 

cualquier estilo que fuere
se deshace en mitad de nada,
viene el viento de allí 

martes, 9 de abril de 2024

PicOdes XV

   what a  mess!

   big ear

   cadence and cascade

   lunar sea

   whales' firth

   flaring style

   laudanum poem (Kublai's lands)

   the astonished eye

   the ravenous mushroom

   the magic wood

   the ashy rider

   the one you avoid

   stone sisters

   thinking of you

   wassermusik

 

 

 

 

sábado, 6 de abril de 2024

Toi 715-b. SIN FONÍA (de los astros)

los años pasados investigan lo dicho puñado de tierra en mano, cruzan mi faz punteados de estrellas desde las que observarme 

esa tierra es planeta diferente a lo que había encontrado

mi científico particular va añadiendo sus domésticos descubrimientos como puntos de ignición para sus pequeños tests emocionales, la base de nuevos años 

la exploración avanza en un espacio que se reduce, estudia los hechos significativos con su escrupuloso ojo, identifica la tierra que piso, designa las órbitas que habito y las estrellas que me visitan. Son sus hallazgos una suerte de anunciación silenciosa, y doy pasos en aras de su representación con cualquier textura. La búsqueda es potencia más allá de cualquier sistema

mi masa corpórea es planeta de variable tamaño, inhabitable a veces, trabajosa a cada ahora 

me ubican los años en la luz terrosa del aquí, completan órbitas de antigua iniciación, aceleran días por contrastar viejas marcas reseñando la diversidad de sistemas escogidos. Pero siempre queda una estrella madre al anochecer, quizá fría, distante, pero fiel. Da a mi entorno su unicidad, habitable tierra, masa estable, la posibilidad de mi estudio 

la investigación define la diferente función de los cuerpos, la variabilidad de sus tamaños, sugiere necesidades por comparación, temporales colaboraciones para sus logros, facilitar su habitabilidad 

resultan los descubrimientos en conjuntos que mi pequeño científico manipulará, en redes de información tal cúmulos estelares que se expandirán, puestos de observación del mundo que no había visto, cumbres, llanos, bolsas magmáticas desde las que especular, una sutil endoscopia del alma que desplaza lo antropocéntrico, notable hallazgo

aporta el doméstico observatorio breves capítulos de historia revisada, de imaginativa astronomía, de vasta existencia. Su medida es búsqueda aproximativa, pequeños lugares de comprensión que nos suelen pasar desapercibidos, posibilidades de universo que habitar 

van de la mano avance y retroceso en su espiral, se investigan mutuamente abriendo y cerrando puertas, intentando entenderse sin más asistencia que cálculos y poemas, estudios misioneros en tránsito fractal estirando la sierpe, desenroscándola, un esfuerzo que refuerza las distancias anulando cualquier revelación. Fascinantes detalles nos orbitan sin sistema

puñado de tierra en mano defino los extremos de mi percepción sin garantía alguna de acierto, sigo estudiando el cuerpo interminable con celestial paciencia, juntando bits de información que encuadrar en mi historia 

los puntos de ignición despliegan misiones de crecimiento imitando la constante cosmológica, ampliando direcciones de búsqueda que alivien la emoción primordial de abandono, común arquetipo de la mente sin raza ni género, tan humana. Se hace maná el conocimiento a su apetito indaciable. Da anticipos el universo a quien despierta, pequeños préstamos evolutivos sin permiso del tiempo. Descubres zonas habitables donde parecía no haberlas, rincones de la mente que se airean, misiones imposibles 

deviene cada aspecto del ser una clave a detectar, tránsito en pentagrama nuevo sujeto a tachaduras, rosetón de caminos frente a mi estrella. El movimiento me entretiene con su abundancia de fenómenos, permite a mi pequeño astrónomo observarse en relación, tan relativa. Los años pasados me descubren fértil tierra de cultivo, un significado que se expande 

jueves, 4 de abril de 2024

Bonny. Prefab Sprout (POPFONÍA)


habías hecho giros sin previo acuerdo con tus nombres, la verdad te tenía ganas, te secundaba el sino. Llegaban aires recién estrenados, todo empezaba con la curiosidad, y el giro te llamaba con una declaración de principios inentendible, masivo. Por esos días propagabas como verdaderos iconos de dudosa consistencia, a salvo en tu sagrado bosque. En sentenciosos diagnósticos te aventurabas a tu mortalidades adscrito, te dabas puntos de sutura cual Frankenstein iluminado. Y hacías cuentas con tu orden interno, repartías tus bienes en progresivo desprendimiento por salir como entraste: desnudo. Ese desierto no extraña tu decadencia, perfecta simbiosis. Sí, te llamaba el océano a su fondo, un descendiente más que trascendiera su nombre en completo giro. Allí el disco rueda su conocimiento entre duales digeribles, supuestos de belleza, tu querida descripción con su punto enigmático, tus pequeños triunfos de pretendida originalidad. Te agarras al nosotros sentado en ese punto recorriendo el tiempo con las palabras adecuadas, el tono sentido

marco décadas con explosivas rosas de masiva originalidad, con bandadas que ocupan el cielo escribiéndole mayúsculas, poemas encontrados en la escucha más anónima 

me pongo climas en tiempos de dicha, me hago león que poderoso me lleve a un amor estepario, huellas dejo que me serán noticia en algún grito de desesperación cuando el miedo te bloquea, me dejo ejemplos de épocas iniciáticas donde la música prima. Y ahí, en medio de todo, aparece una flor minúscula y sin tacha, una providencial muestra teológica, un sirviente de la existencia. Me realizo pues época, tomo los sonidos como quintaesencia de mi rebeldía, una causa perdida con sigilosa discreción. Se hace la bandada canción usando cortinas de lluvia, versión que sólo el jamás entiende, el romántico nunca donde se logra el equilibrio entre luz y oscuridad. Bucólica atmósfera trae de la mano ese cáliz, se hermana el canto con todo, atraviesa niveles, se hace el nunca siempre, comienza nuevo tema. Sostengo el tiempo y su duda perpetua, compongo mis propios desacuerdos hasta tocar hueso, cualquiera puede tocarte. Y los temas pasan en lenta radiación, glorifican mi apetito con robadas letras, se quiebra mi amor por el lado práctico de las cosas tras las cortinas de lluvia, sobre un colchón desechado. Y ahí, en medio de todo, brilla en mi retina una joya, una seducción diferente, un adiós constante. Te llamo y contestas en otro alfabeto, robada letra, dádiva de verdadera escucha, ficticio abandono, verdad. Luego viene una impagable soledad y crees que me he ido, pero no, sigo aquí, no me he movido un ápice, nunca me moví, si acaso cimbreé, distorsioné, balanceé...sigo aquí, siempre estuve aquí aún si el movimiento te confunde, aún si las formas cambian su aspecto y corriges tus leyes y viceversa. Están porque miramos, están por tí. Aprovecho del ser si atemporalidad, creo y destruyo lo que creo, destruyo y creo en un impulso evolutivo que el tiempo evalúa. Nunca parece suficiente, siempre parece insuficiente. Te das los momentos de certeza en un insondable mar de incertidumbre, sabes de esa sensación y encaras la vida, ayer es hoy. Sabes abrir la puerta de la eternidad deteniendo tu pequeño proyector, sabes la existencia que te conoce, la que siempre te vio. Te cuento el tiempo con un rosario de besos, recuerdas que te dicen que no me fui, nunca me fui, siempre 

mi curiosidad me habla en selectivas ondas, buenas y malas cosechas de los frutos escogidos, andanadas de hitos y épocas donde la palabra paría, daban los números su mejor lustre, el antes adelantaba al después hasta equilibrarse, los lados coexistían o no en platónico escaleno. Se oscurece el otro lado con lo desconocido, a mi volición afecta, complica la fluida unión que fue de significante y significdo, deviene el tiempo la madonna con labios de misterio, una rosa explosiva de masiva carnalidad, lo obvio está girando con violencia y despista a mis ojos, mi vieja ropa se hace añicos. Cualquier edad merece ser calzada con tus borcegos y vinchas como una vestal oracular, sacarla a la calle con nuevas sensaciones, fabricar la ilusión matizada tal trino aviar. Sí, me pongo los zapatones nuevos y afino mi guitarra con la luna 

fui habitante de nada en isla vacía, fui años en un después olvidado, una planta con cara de asombro, una pregunta en las cejas, brote de muda infantilidad. No era apto para el público gustoso, se abarrotaba mi oído de funesta información, los márgenes de la rutina se desbordaban por los años forasteros que invadían la isla, pisoteaban mis más recónditas veredas, percutían en los bosques, traían su bienestar de los stocks productivos, sus crisis absurdas en cámaras de aire, sus ansias de conquista entre campesinos y pescadores, sus vestidos de moda como diferencia. Traían líderes obnubilados de poder, oscuras idolatrías emulando otros tiempos, una lírica empalagosa de enrevesados siglos, sus urbanos conflictos del bien y el mal a flor de piel echando más dolor al mundo. Nadie para, nadie cede. Se despedaza la visión y, en el griterío, las piernas corren hasta el colapso 
         
rareza me defines con popular porfía, lado B de tu giro sin previo aviso, y me crees inaccesible, madonna del misterio en su sonrisa. Sí, me pongo los zapatones nuevos y afino la luna con mi cítara 

jueves, 28 de marzo de 2024

The living daylights. A-ha (POPFONÍA)


se ralentiza mi tiempo de reacción visuo-motor en el deseo frustrado, la espera es un organismo que tardea con el tiempo elaborando respuestas, generando falsos movimientos en alguna parte del espacio, estimulando neuronas

me trata la visión con primorosa sensibilidad, se queda fija la luz bajo el manto de lo cambiante, suele dar importancia a lo que no pose, una realidad cruda. Es una habilidad periférica que no puede entrenarse, un recordatorio del ser, de la vida que te trasciende sin días, una potencia que no depende de tu ego (y eso le pica). Hay un saber ilocalizable emanando de todo objeto de visión, y te sabe 

es tu decir memoria actualizándose, una total coordinación motora que reordena hasta donde te permites, una capacidad de decirnos nuestros lados sin necesidad de mirar, de querernos en una precisa interacción

proyecto imágenes desde un ojo gigantesco que revuelve el cerebro hasta agotarlo, el espacio se vacía en una pasmosa estabilidad sin punto de apoyo, carece de claves 

hay una extraña certeza en la no-imagen, se hace luz su periferia sin detalle que focalizar; hay una inmóvil sensibilidad como presencia que tienta a darle forma, fijarla como guía, desplazarte en el espacio por poseerla. "It's everywhere"
 
llaman a mis ojos las cosas que comprendo y las que no, esa zona de visión central que el cerebro decodifica, prioriza detalles según su programación, el sentido de sus propias palabras organizando el mundo, definiendo cosas, reconociendo rostros en su creciente espiral, impersonal geometría 

mi retina va de centro a periferia en una pausada toma de aire y su exhalación, y alcanza los grados de la informe información que nos rodea, el perpetuo diálogo del Ello y el Yo 

me recogen imágenes en la Vía Láctea tal parada de autobús, transeúntes que no advierten mis  fotorreceptores, pequeñas células de información encargadas de detectar mi luz. El cerebro interpreta

aquella zona central llega a cerrarse ante la extraña certeza,
por un instante descansa de su racional gestión: se ha parado el tiempo 

martes, 26 de marzo de 2024

(a, por, desde mi maestro) Ricardo Llopesa. POÉTICAS

se van los años de un trago,
se hace la espera cielo
de cruda justicia 

cuello de botella 
en un querer pedigüeño 
te tiene, su vino rancio 

descansa el ahora
en una sencillez compartida 

se ha alargado el cuello de amor salvajino. Veo por él mi techo 
de estrellas, y en su titilar voluble
orgullosas tal el espíritu
de mis sueños. Allí, 
donde mis caderas se abren, reposa la noche en una quietud 
blanca 

se ha adormecido la parra 
en mi huerto, los pájaros le repican
que de tanto trino se embriagan.
Juntos, añoramos su fruta 

me ha acostado la noche
entre las ramas. Mimosas 
se yerguen por tocar
aquella estrella con su punta 

se hace la parra memoria

fui por amor creado y destruido,
fui parto y deceso como fruta
que el viento dispusiera,
soy hija de cualquier semilla,
sacrificado insecto 

el yo te ama porque eres,
sin nombre, sin ultraje, sin tacha,
sin la violencia infame
que te desmembró,
inmaculado recinto 

es tu ausencia día acosado,
una falta de aire en tu costillar,
una herida tensa de mano virgen
hurgando en mis labios 

me pinta el ahora un retrato
con trágico velo, el genio asoma 
su alborotada barba, 
su amarillenta bilis, 
una anciana soledad
que el recuerdo atrapa, la piel terrosa acartonándose.
Y sin embargo dios
corazón en mano

me invoca tu nombre
de lunático conjuro, su sombra
evoca cuerpos perfilados
en su contraluz: altiva llegas 
reconociendo mis ojos de vidrio.
Te sirvo la mesa 

es mi inmundicia inframundo,
cuarto de revelado donde voltear 
lo percibido, una alquimia 
del subsuelo, vegetal magisterio 
al que desciendes por libar 
su savia, la justa dosis 
que no quema. Duerme la bestia
de nuevo con su velo de musgo,
y en la copa del árbol escriben
las ramas sus mejores versos.
Galantes aves los cantan 
en una liturgia de eternidad 

vierte el poeta su vino
a los corazones dorados

lleva madre a sus vástagos
con devota entereza, alegría
y miseria en tí conviven 
con difícil templanza en el oscuro
cuarto de las revelaciones. 
Suben al ático por respirar
entorno, tierra húmeda
donde revivir la hierba. 
Había sido su muerte dulce
dejándose hundir sin queja
en el secarral. Y besé sus labios
fríos de infinita paz. 
Arriba ayudan las montañas 
con su roca austera. Bebo allí
de su fecundo cáliz 


va el poeta en su féretro 
de absenta bañado, un príncipe
de vagabundos ebrios 
de sinestésica glotonería,
la ardorosa digestión 
de sus infiernos. Lo veo pasar
desde mi ventana, el viejo trasto

recuerdo al poeta joven olvidando sus versos al quemar la noche,
hiriéndose los pies por la calleja
gris, arrastrando la lengua
por un río de alocadas lenguas 

impregna lo divino toda maestría
que el tiempo pervierte
en necesario giro: habrás de ver. 
Y habrás de compartir,
aún si la mugre te ahoga, 
aquellas noches de baile
con las viejas ruinas de los siglos, 
el fuego verde que te ardía,
tu amante hecha de luz 

viernes, 22 de marzo de 2024

(a, por, desde mi maestro) Pedro Gandía Buleo. POÉTICAS

mi línea de ceniza perdura
en el espejo inmenso
que el viento bruñe
por darle un sentido. Queda
esa sombra entre los días 

en esa línea me sitúan
los abismos vertical, 
arriba y abajo se prolongan
columna alada, y de vida
ungido se libera la sierpe
que lúbrica alcanza estrellas
ha ya mucho marchitas. Sí,
perdura su música 

teje el oscuro animal 
sus puntas con el brillo tenue
de un deseo dibujado 

el fuego tensa de un orgasmo
sepulcral las cuerdas de ese útero celestial, derrama su esperma
ardiente las miríadas de luz
que a mis sentidos seducen 

mece la tarde una mar 
de voces púrpura: 
"no need to fight, never 
a frown with golden brown".
Una de ellas se estrangulaba 

soy también la noche salvaje
violando de rocío virgen
la desnudez que amanece,
la herida antigua y constante 
que con su líquida luz negra 
hace de lo real artificio 

traían las aves nubes blancas
en un carro de rosas encendidas 

abruma esta batalla perpetua
con las punzantes picas
de sus satanizadas fuerzas,
maltrecha belleza del equilibrio
frágil 

y se oye el canto ahogado
"no need to fight, never
a frown with golden brown"

soy el caballo salvaje
de torso encendido, de ojos
turbios que el deseo prende,
de labios hinchados en el venero 
'de los besos criminales
como una de las bellas artes'

es la memoria ser 
sin necesidad de progresión, posibilidad abierta en un espacio
vibrante donde todo signo
se amaga 
ante su propia divergencia infinita 

perdura tu línea de ceniza

perfilo las líneas
con las que entrelazar estrellas, 
celeste gímnico que alivia
la tiniebla, donde se forja el hierro 

se hace la noche fragua,
sucumben allí los hijos de la vigilia,
forja los pensamientos 
con el acero nuevo, había destruido el poema su propia lumbre,
narciso que el agua inunda
con natural lascivia 

te da el sueño la otredad
irreconciliable, el ahora mítico 
donde representarte
en cada personaje, te llega 
el humilde ruego de un mañana, 
una frecuencia sutil 

arde cada sueño en su ficción, 
restos del lar que la arena cubre, y ligero te elevas con alado pie.
Has entregado al aire tus tesoros.
Abajo, en tierra, relucen otros 

el poema te pregunta
los versos no escritos, 
y hasta cuestiona el camino
que andas. El poema es un punto de infinita densidad que eligió
expandirse, crear materia
indiferente a tus creencias.
Letras y números conflagran
en forma de nueva estrella,
te da el sueño la otredad

se hace la noche dádiva
de su más alambicado anhídrido.
Me viste la mañana
de la más erguida hoja.
Han ungido mi frente con ceniza 



miércoles, 20 de marzo de 2024

La rama dorada. James George Frazier (SIN FONÍA de los libros)


el estar obra sus autorías como pretendida demostración de existencia, primitivo pensamiento mágico común que toda institución beatifica o condena. Justifico mi presencia como principio vital, primitiva costumbre de la que se sirve la comprensión para otorgar significados por analogía 

para la revelación del ahora detienes el pequeño proyector mental, y te acoplas a tu trama física con la precisión del aire, despiertas. Reinterpretas la leyenda matizando cada figura, a más luz más sombra. Superpones planos en ese juego de luces, tan susceptible de tornarse tiniebla. El corazón yace al fondo esperando inspiración 

he seguido líneas autoriales en su evolución, de animal a hombre sin lógica declarada, de mundo a cultura en la simultaneidad de los procesos, asombrosa semejanza, diríase tan matemática que parece mágica. He seguido arriesgadas derivadas por establecer una pica mental en la escalada. Y no me diferencio en esa antropología de nadie. Uno, dos, tres la búsqueda que una entidad superior propiciara, el favor de mi propia deidad, los alcances de un efecto natural desde su lógica, el producto de un entendimiento ilimitado que mi pobre razonamiento intenta capturar. Soy efecto de esa causa a la que no alcanzo, mi ley es un presupuesto mediador entre luz y oscuridad, tan mágica como todo mi desconocimiento, una física desamparada 

tiene mi ánima estallidos de un júbilo tan remoto como subpartículas en una danza caótica, como si ella formara parte de ese invisible entramado donde la dualidad carece de sentido. Sentado en el jardín leo el vuelo aparentemente desordenado de toda especie voladora sobre el tejido de un crepúsculo abrumador 

uno, dos, tres se postulan estar que obra clarividentes autorías como práctica división del saber, la mágica atribución de reconocimientos según el principio tribal, tan salvaje. Empatiza lo selvático con lo selvático con su barniz de racionalidad, semejante y antagónico echan su pulso bajo la tutela de una determinista biología. El luego trae sus términos de equilibrado en una estructura que supera nuestro concepto de justicia. Pero es metáfora de una sombría semejanza. Me contamino inevitablemente persiguiendo las cosas que me rodean, física metonimia de los reflejos en los que creo fragmentarme con ese mágico pensamiento, tan racional que sufro sus efectos. Hice de la otredad objeto, como una esfera ilimitada en la que pongo mis estanterías tal mago principiante bautizando cosas. Por simpatía me confundo, mi disculpa que con este mismo texto elaboro. Sí, baña un mar antiguo la psique con incomprensible persistencia, una suerte de deuda compartida con el tiempo. Mientras, las cosas interactúan una relación secreta de atracción y repulsión 

refiere la novela que escribimos ese obrar que metemos en cubitos de hielo que al calor de un receptor revive. Le dota de atributos, predicados a veces impuestos con violencia, mortíferos significados 

titulo actos como piezas teatrales que cuadrar en la esfera, un pellizco de obra que algún autor sacara de su bosque sagrado mientras se miraba en el espejo de Diana. Sigo la leyenda en mi pecho inscrita tras bañarme en esa agua antigua; y lloro la muerte de Virgilio. Renacido, "ando jardín" hacia la rama que intuyo al fondo del jardín tomando consciecia de que soy fractal de ella. El viento me acalla 

en la rama se concreta la esencia de toda creencia, van los sistemas entrechocando en su elementalidad, un relativismo que fricciona antiguo y moderno en forma de esforzadas tesis pagadas con sangre, un riego de sucesos por el que el pensamiento mágico aún clama sacrificio. Desposamos cielo y tierra a humano coste en los esponsales estacionales, el ciclo elegido, la leyenda común, el mito aceptado: el sacrificio del buey 

obra el estar su enormidad desde extropológica inteligencia atravesándonos con y sin forma, nos abarca 

pone el cuándo sus interrogantes con su lápiz de carbono, se agita la rama al fondo del jardín concibiendo en tí la magnitud que esconde; me embarco entre los infinitos pensamientos que me atraviesan hasta ensordecer, pido a la soledad me explique las reglas de su templo y me desnuda 

escribo leyenda desde una autoría inmensurable, voy tejiendo aspectos del ser dando luz a su entramado, queda ante mí el mito esculpido que quizá restaure, obra el estar sus fundamentos 

viernes, 15 de marzo de 2024

Caravan to midnight. Robin Trower (ROCKFONÍA)


hube intentos de viaje inhóspito y austero, alimentaba la escasez como ofrenda a madre Tierra, estiraba los caminos hasta la extenuación. Mi gobierno reina el tiempo excavando los pozos del alma en busca de agua fresca, una ruta de regiones inhóspitas. Tira la psique con lingüísticas cuerdas de esos cubos de henchido cuero 

voy en caravanas sobre dunas de palpitantes corazones, cruzan desiertos hasta inesperados oasis, cruzan épocas doradas con sabanas repletas de espléndidos animales, peligrosos regresos como bucles obsesivos. El aparente viaje es ilusión de vida, una medida de tu grandeza, un intercambio de saberes con los intermediarios que elegiste. Tu nomadismo mental equilibra indolencia y fervor, comodidad y esfuerzo. Trapicheas con tu sal, tu piel, tu oro verbal, tu bisutería lingüística, tus preciados bienes, el lujo de vivir. Llevas ideas en las nubes que te acompañan, "el rayo que no cesa" decía el vate, la arquitectura de todo un diseño evolutivo, los infinitos aspectos de lo inmutable. Transformas materia 

es difícil el cálculo de los modos y fines según priorizas, tan impreciso como los puntos de trayecto que estableces entre el Es y el Soy. Sabes culturas que introducir según la región mental a la que viajas, comercias con ellas ajustando las formas, mezquita, pagoda, catedral, pirámide, promontorio, círculo de árboles, Sol, Luna... Y planificas urbes como reflejo adoptado, oscilante balanza entre el arriba y el abajo, inexactos pesos del cristal más pulido, culturas respondiéndose unas a otras en tu propio templo, tu entorno inmediato partiendo de tu cuerpo. La necesidad como impulso mide el polvo acumulado, el oro derrochado, los embargos de espíritu. Parece que hay cosas que retener, nudos que deshacer, e importas causas ajenas, efectos extraños, formas que semejan vaguardia frente a diseños tradicionales fabricando tus propias figurillas de barro. Agradeces la arqueología para remodelar tus figuras, que ahora cueces a diferente temperatura, sudas en esa adaptación novedosa rellenándole huecos al universo, retirando escombros. Puede que tanta práctica te ceda un lapsus en el que el Es y el Soy se diluyan 

voy en caravana desde una edad olvidada, nomadeé con tribus sin identidad intercambiando desiertos mucho antes de que llegaras tú, se cultivaban 

entre quemadores de incienso nos cosechábamos, con lujosos vidrios nos esmaltábamos, entre lámparas de aceite, al anochecer, nos arrullábamos, y con preciosas piedras amazonitas nos ofrendábamos. El granate de tus labios se henchía se deseo, poderoso cáliz del vino más embriagador que sol y tierra produjeran, el imperio de toda potencia oculta 

escribe mi historiador particular sus crónicas siguiendo antiguas rutas hacia su origen, revive al garamante en su danza ritual, con los dátiles de secretos oasis se relame, a la sombra de sus palmeras descansa. Se organiza el escriba en su historia como forma de control, esa pizca de ilusión en el desierto, el espejismo de un secreto que no lo es. Evita su reflejo en la charca del oasis 

la sal de mi cuerpo se dora ante el sol, polvo de oro de un rito ancestral que ofrendo al río de la vida (Heráclito y Parménides se están bañando conmigo, ahora, y amablemente reímos mientras Demócrito se emborracha en la orilla entre Orfeo y Dionisos, un guiño de eternidad). Estos bienes se van recolectando por vía láctea y se envían a través del tiempo al espacio que lo requiera. Sí, comercio contigo toda medida necesaria, la riqueza de mi imperio, la exótica élite y la más fructífera arcilla

recibo tu oro sobre mi tronco de cedro, tu más sacra animalidad que me unge de vida, con las más lujosas telas me viste. Hacia el conocimiento transportas diseños de un refinado interiorismo mientras te sobrevives 

describes entretenido los oasis que visitastes: te dieron alivio en el desierto, desde el pequeño pozo al verdor exuberante. Se iluminan los ojos del viajero en ese regadío del alma, lleva el niño de la mano al padre escalera arriba, donde solo hay aire. Más arriba, la luz los funde. Abajo, la tormenta ha sepultado el oasis. La caravana, reabastecida, se pone en marcha pagando su tributo a la tierra 

recorro mis distintas funciones a través de los siglos, el surgimiento de aquellas rutas que nos dieron sentido, las medidas de equilibrio. Revivo mis caídas a uno y otro lado de esa balanza tan sensible, las que posibilitaron el descubrimiento de nuevos recursos en el nunca 

atravesarme es perpetua duda, el reto que me guía, el agradecimiento al camello que me aguanta aún si voy dormido, este difícil transporte de milenios, este viaje devastador del mundo de célula a espacio sideral. Se ha sentado el escribano al fondo 

fue mi primera ruta un haber entre luz y oscuridad, áreas cruzaba flamígeras juntando partículas. Iban de aquí para allá sin un orden gravitacional, como ardillas sobre la rama. Cruzaba reinos de leyes dispares. Y aquí tomé la curva hacia tí con la bendición de lo grande. Hube una ruta que discurría entre las ciudades y sus siglos, ascenso y declive de su ebullición, los campos de oro que atraían el riesgo, el cruce de destinos, los puntos de partida para la aventura del pensamiento 

se dejan ver mis estrellas en la vasta vegetación cósmica, se sirven de mí como indicadores de altura, mi disposición anímica por sobrevolar montañas, deshacer horizonte. Mi sombra en la duna oscila con el viento, se desprende mi arena por los barrancos erosionado rocas. Un espejismo de mí se agudiza en lontananza con su punzante dolor. Esconde un oasis

estiraba los caminos en la navegación de cabotaje por los aspectos de mí reconocibles, costas alternativas se ofrecían con sus dorados reflejos, me suministraban puntos de referencia, reinos del tiempo donde excavar nuevos pozos, el riesgo de una nueva exploración 

lunes, 11 de marzo de 2024

Siffanto. ROSA DE RUMBOS


tus diferentes aspectos forman mares desde los que nombrarme, como rosa me circundas 

da el niño su mano al viento, que por ese mar le lleve, padre y madre de una genealogía primordial, un alfabeto protocelular 

su peligro es una navegación enrarecida, un exceso mantenido: se aceleran las partículas para una próxima eclosión, absoluta incertidumbre, repentina quietud. Ha humedecido la borrasca mis escarpados pensamientos, ha convertido el peligro en isla edénica 

te nombre y el origen vibra, aquí en el ático vislumbro toda relación como una, toda probabilidad como alivio, toda derivación en su matriz esencial, todo nombre uno. Se ve el mar al fondo 

el mar me sitúa ser sin un entre, una atracción multidimensional, una mayoría de edad 

has recibido los nombres de la antigüedad, soberbio espectro de edades renaciendo, dominios libertarios donde el suelo reinaba 

desde el ático surgen sentidos ilimitados, una extensión hacia penínsulas ignotas del pensamiento, profundos desfiladeros hacia nuevos nombres, pequeñas radas en un golfo magnífico de estimulantes aguas que no hallo en el mapa 

mi antigüedad acostumba a transportarme a puertos de abundantes bienes, a atravesarme con transversales vías de conocimiento que uso en mis mentales trapicheos 

mi nombre deriva de ancestral designio, pequeña porción de un brutal origen que supera mi entendimiento en terrorífico grado, todo aspecto diluido 

viernes, 8 de marzo de 2024

Brickfield. ROSA DE RUMBOS

voy soltando los ladrillos que me puse por los campos, preceden mi  tránsito por este mundo, un frente de altas presiones y causas desproporcionadas, la intensidad de periódicas tormentas solares, sequedad de días sin nombre cuando el polvo esparcido deviene rojo. Llego a términos con la frecuencia adecuada que el viento trae 

hoy lancé ladrillo ardiente que en rojizo erial se deshacía, y se aparecen las regiones litoreales del ser desde el interior abisal, llanuras donde el yo se desnuda hasta lo vegetativo y ejerce el sol su paternidad. Es mi fuerza menudeando desafiante entre las plantas, arrastrando el polvo hacia nuevas formaciones líticas, tapando toda huella. Hay una sentida certidumbre que desplaza a la razón, tan saludable con aquellas esencias florales, una primordial humedad de espíritu de la que todo germen vital dimana, donde enfermedad es curación. Ha variado el viento la mañana en estallidos de luz, una nube fresca me trae el océano, y no hay más causa que la plenitud. Traen algunas voces sus ciclónicos sistemas, la rasa frecuencia de mi tierra que es esta llanura que mi razón estrecha, la forma que en cualquier momento quiebra y los puntos cardinales giran sobre mi eje. Se apilan los ladrillos para su reciclaje 

jueves, 7 de marzo de 2024

Scoundrel days. A-ha POPFONÍA

me funda el tres entrelazándose a una profunda insatisfacción, el vuelo raso de una melancolía apelmazada sobre la lejanía. Voy maquetándola con pequeños grabados en mi estudio, llego a oírla sin darme cuenta de que hay algo que hacer con sus cautivos, refrescar mis capacidades de adaptación a ese requerimiento con nuevo rostro, breve impulso de voluntad. Reparo mis costillas rotas responsable, y sugerentes imágenes me acompañan: contienen tuétano emocional. Del cielo caen ideas en pictórica yuxtaposición, dibujo el blanco en dirección al negro mientras los pájaros se arremolinan en torno 

fui formado en estilos sintéticos con alternativas vías, un club de mortíferos miembros 

la primavera asiente a mis caprichos creativos, se ha llenado la sala de palpitantes días, e irrumpen en la memoria maniáticos. Han emprendido las aves su gira estacional. Compartimos escenario y el tres se estrecha en ese festival de sonido y movimiento, rítmico jolgorio al que saludo, prístino fulgor que las manos no tocan, el lugar que da impulso a mi aliento, la belleza de su causa. Sorbo de ese corazón por doquier en inalienable juventud, su anónimo canto abierto del que participo 

se ha estirado el tiempo esta mañana hacia lo absoluto, nulo relieve mental en la fluidez del aire: nada destaca en la artística disposición de las montañas, ni en la llanura que mis sentidos tanto estiman, panorámico saber que domina la línea de horizonte hacia donde van los años en tropel. Demostrativa me adjetiva la tierra desde su frío protector, y creerás que me escondo justo cuando más vibra ese inalienable corazón ("no es la cuchara la que se dobla", decía aquel aedo). Cualquier fanatismo es una forma de terror definida, petrificada, el germen de cualquier cruzada, una trágica fábula que algún romántico barniz camufló, una ingenuidad involutiva. Hay una pizca de verdad en cada fractalidad del pensamiento si en cada una de ellas ves el universo entero. Y tus sentidos no pueden. Y tu razón no llega ni con su más tecnológico brazo, ni con su más totalitaria fórmula. Siempre se escapa algo: tú. Todo empezó al nacer: elegiste conocer. Y aquí nos encontramos, esta escuela por la que vamos medrando de giro en giro: somos gravedad. Quién iba contigo de la mano? Realmente crees que te soltó? Me dí la vida por llegar a tí, me dí un nombre por serte reconocible, e imité la música de las esferas tirando abajo las puertas de la percepción. Ese amor es también la roca 

hay ocasiones que me interpretan la arrogancia de seguir vivo en estas tierras, dicen sus voces a mis pies que no marchen, que no se eleven, que sigan pisándolas que ellas les darán su hierro, su oxígeno maltrecho. Quédate por aquí, me dicen, y voy girando con el planeta, con la galaxia, con esta forma gravitacional. El siete me registra en esta danza concertando mis movimientos, una aquiescencia contra la que me rebelo. La caída es un profundo letargo, un supuesto del arriba y el abajo, un perpetuo filosofar 

he decidido seguir mis propias huellas en la arena dejando las puertas abiertas tras de mí, cambiar sus nombres al cruzar los puentes, convertir mi propia compañía en una tirada de dados. Los segundos deambulan copiosos en sus atmosféricos trabajos, satisfacen mi demiúrgica ilusión. Encuentro el aire entre los metros necesarios, centímetros de renacimiento, kilómetros de celeste urbe operando correcciones a mi percepción. Se hace musical la tierra comerciando con mi enardecida sensibilidad, hay una suerte de aprendizaje asistemático entre las psiques. Hoy cultivaré esta pasión en forma de orquídeas. De nuevo visitan las mariposas el jardín 

ya no me bastan los deseos increíbles, las gráciles imágenes que inundan nuestros cerebros, opiácea pantalla para su inactividad. Transcurro en una juvenil curiosidad rebajada en su lascivia, una mesurada escasez. Resultan palpables los copiosos segundos deshaciéndose de imágenes indiferentes al acierto o al error. Aprovecha el ahora cada fondo saludable, favorece el equilibrio entre el arriba y el abajo, el adentro y el afuera, su forma axial sin puntos cardinales que lo delimiten. Y hasta se promociona como forma de conocimiento puro desde algún extraño lugar donde el tres entrelazado deviene uno 

sábado, 2 de marzo de 2024

A, por, desde Miguel Romaguera (in memoriam, a mi maestro). POÉTICAS

me seguía la orilla 
con su íntegro perfume, 
lo marino en mi mental oleaje,
la arena volátil como masivo movimiento, un mundo llano. 
De ahí los horizontes que el deseo
fabrica escindiéndome, las líneas
que aquí confluyen como las olas
que me siguen. Soy el agua
y la arena del tiempo, sol
en el regazo de la luna que sale

llega mi sombra
trepando por los árboles, 
desvelando un mundo descomunal:
uno de mis animales sucumbe
en generosa ofrenda a sus raíces.
Crece la hierba en esta orilla
donde las sombras reposan,
y en ella eternas se entallan 

mi más austero guerrero
fulge entre tus ojos, 
en tu frente de aguas plateadas
sin que tú lo sepas. 
En tí vive como voluntad
oculta, la figura que detestas. 
Te sigue la orilla
con su cadencia de remotas imágenes, te cae la lluvia bendita 

viene a mí el acantilado
y su ausencia de tiempo,
viene el abisal viento
que desprende mis miembros. 
Pero trae consigo semillas
de universos distantes. 
Aquí sentado, me recuerdan
los pájaros la presencia del aire, 
la luz plateada de tu frente,
un único pensamiento 
 
otea un joven infinitos promontorios que el agua vela. 
La línea de horizonte sostiene cuerpos celestes como malabarista deidad. Le trajo la noche 
sus estrellas de mar, todo
el vigor del cosmos 

me sigue la orilla
con su aroma penetrante, 
un eros palpitante de piel
marina, de aguerridos moluscos
despidiendo a Helios, 
el triunfo de una jornada
que ya acabó. Son las olas 
nana estelar para la vida nocturna.
Cruzan la volátil arena cometas
como trazos de humano deseo
que sonrojan a las nubes. 
Van y vienen las formas
con las olas hasta hundirse
en su fondo, mar oscuro
del misterio. Y, en semejante llanura, palidecen las estrellas  

no alcanzo el más allá, sigue
el muchacho oteando su infinito
con la orilla a sus pies.
Irradia ese exceso vaporosa
veladura en su mirar, 
distorsiona distancias
confundiendo sus límites. 
Viene el viento abisal
con sus voces de ultratumba
en un caos primordial, viene
el agua de las primeras bacterias,
la jornada que ya terminó 

viernes, 1 de marzo de 2024

Recogiendo el agua de lluvia, Edward Wilkins Waite (1854-1924). LLORAR DE ESTILO


puedes originarte en blanquecinos nimboestratos que persistan tus células convectivas en su constante renovación; puedes requerir el movimiento como forma de ascenso que te propicie liviandad, las condiciones de una plausible explicación de tus actos. Puedes recibir los sucesos con todo su volumen emocional dilatándose en tí hasta enfriarse
 
eres fenómeno atmosférico condensando el vapor de tanta información dispersa, y formas gotas conceptuales que fertilizarán tu suelo, convolutas flores, valvares, siempre imbricadas. Puedes originarte en las gotas de mayor peso precipitándote a cada voz 

eres fenómeno atmosférico preservando naturaleza, dejándote regar por los nutrientes de vida que la otredad te da

desde líquidas partículas te defino variando tu diámetro espiritual, dispersando tus milímetros de personalidad según alcanza mi terrestre cuadratura 

mis convectivas células rozan frenéticas con la tierra hasta la abrasión, arde el aire en mi superficie, se expande, y asciende buscando el frío que me equilibre. Hay latitudes de mí donde la templanza, una orografía de húmedos relieves que las montañas protegen, laderas orientadas a barlovento de dulces precipitaciones. Desciendo calmado en este juego de las termodinámicas emocionales, esta inestabilidad borrascosa 

mi llover depende de la presión, mi volver a tierra depende de mi fricción en superficie, sonaré diferente, renovadas células en nimboestratos 

jueves, 29 de febrero de 2024

El jardín de Claude Monet. LLORAR DE ESTILO


va por el jardín tu paisajística influencia, va ganando siglos de entendimiento 

tienes constancia de tus primeras creaciones, ese río amarillo que discurre por tu valle, esa dinastía de artísticos parques por donde campaba el noble espíritu, donde flechabas palabras, el fruto prohibido. Esos cultivos contenían primitivas inscripciones, tallas sobre el caparazón terrestre, caracteres ideográficos sobre los que las aves se posaban, las plantas esplendían. Esas dinastías te convirtieron jardín, una imagen antigua de la que no sales, geométrica figura con símbolos como muro, planos para estructuras con un estanque en el medio. Un granado crece

fuiste rebelde jacobita y su deliciosa confusión, una influencia por renacer; carolino desprendimiento fuiste para futuros diseños, marcada tendencia hacia la síntesis de políticas simetrías, arquitecturas de poder elevándose ante las muchedumbres. En mi pequeño jardín la casa es un bajel a la deriva. Conserva en sus sentinas encuentros, castillos florales, una desinteresada sencillez, incluso reinos distantes sin corona (el joven rebelde se sublevaba) 

la terraza del espíritu fabrica reyes y puntos cardinales, capitales de la poesía más voraz 

contrasta mi formalidad sus paisajísticas influencias, fuerza su rigidez alterando tópicos; pulcra, recorta sus topiarios y parterres lingüísticos, deja crecer sus parlanchines arbustos con medido artificio. Hacen los siglos sus axiales simetrías, por ellos ascienden las prominentes tradiciones que pueblan tu jardín. Miro y les escribo cosas bellas, elijo obviar sus defectos en aras de orden interno, la simetría adecuada. Mi tullida formalidad trae ese reino originario, diseños sobre el diseño, simétrica redundancia, una gratitud natural

soy rey de mi paseo por el parque del espíritu, soy el ciervo de inmensa cornamenta en su cima, y aún así me arrodillo ante sus criaturas: hay un brillo que las acompaña. La grulla ha regresado y, a la orilla del río, resplandece 

antes de la forma lumínicos balbuceaban los significantes remugando significados, los posibles encuentros que desarrollaran tu diseño, el continente al que dar contenido. Va ganando siglos esa paisajística influencia, de lo doméstico a lo universal, éticas estéticas y sus prácticas diferencias con sus énfasis temporales, perpetuo contraste en transición, matices de una misma ilusión. Se complementan pensamientos en esa arquitectura de humana voluntad, aún si se conciben como espacios independientes; se disponen en cultivos exhibicionistas que el arte ornamenta, y en arreglos complejos se anudan en la misma exclusión,  entrelazados setos de Historia, aromáticas hierbas como marcadores de un libro. Alguien abre el nudo por donde discurrirá la arena dejando flores a su paso en mis topiarios y parterres. Se elevan a veces, en ese llano, reservadas terrazas para la contemplación donde lo complejo se desata 

pasea el rey por su parque: en el estanque de centro burbujean los peces 

traje de lejos artesanías extrañas, la ambrosía de numinosos conocimientos, de bosques y grutas ocultas. Sus estilosos artificios crean florales dianas como medicina natural, pequeños regresos sin reglas a una armónica  proporción de mí mismo. Se integran las superficies de agua en las secciones correctas 

gobiernan las dunas de arena el sur de mi persona, una plataforma de literaria observación donde mi historiador fabula sus bosques de vino y carne. El bajel, varado, se reviste de pulidas piedras en recuerdo del mar, de las islas donde planté árboles. Cuelgan de las ramas gotas de eternidad. Filosofa el rey en su decadencia

mi jardinería se reconoce en el discurso de los siglos, en los símbolos de viejos conceptos evocando utopías, aquel edén personal de abundancia y joven plenitud. Conoce el conflicto amagado del que surge su opuesto, laborioso jardinero al que va instruyendo, y del que, a veces, se apiada. Asomado a la terraza, sentado en la duna, se contempla

juegan ahora primaveras y otoños a las sillas musicales, traviesa dinastía de elaborados parques; me inician ladera abajo conectando imposibles pensamientos, descubriendo subterráneas galerías de mi ser. Junto al lago miro mi rostro en el agua, un dragón azul surca el cielo. Recuperan mis cansados ojos su fuerza. Y van detrás de los dragones 

un coro de informales voces remontan la ladera, son milenios contándose sus historias, recogiendo migajas de información extraviada. Datan períodos, protegen palacios, nombran arquitecturas, señalan a coro 

traigo de lejos textos antiguos que mi filólogo traduce, traigo detalles de otros jardines, de árboles en forestas extrañas

pasea el noble rey por sus jardines de placer, breves primaveras bajo carpas de alegría. Boté una barca en su estanque central, la de los suntuosos banquetes, la del festín de vida. Van por allí los siglos ganando entendimiento bajo las carpas, aquella paisajística influencia 

viernes, 23 de febrero de 2024

Toi 1452-b. SIN FONÍA (de los astros)

soy sempiterno efecto y su causa, la onda y su partícula leyéndose incansable en su desplazamiento. Desde mi mundo acuático te describo de emoción cargado, la historia como ficción circular, la ciencia como numérico relato que viene y va. Mi literaria invención varía sus claves de entrada en el pentagrama dimensional, y encuentra las pruebas necesarias para cada momento. Se hace eternidad

de agua cubierto supero mi apariencia, científica ficción

¿cómo el ahora te observa desde lejano exoplaneta? Ese antes está en tí, relativa cercanía que la razón rechaza, se alerta ante su descomunal órbita, tan cerca que te sonroja al empequeñecerte. Desvirtúa la no separación sus astronómicas unidades de distancia, liebre y tortuga se confunden, la abisal inmanencia te enloquece, ser carece de apariencia 

se van tus supuestos años luz dibujando distancia, una velocidad considerable sin sucesos, un recorrido vertiginoso, ir tan rápido que todo significado desaparece, segundos embargados a la materia, fragmentos de cuerpo que se diluyen, burbujeantes universos, la vida en un solo pensamiento. Me cubre de agua 

astrónomo te investigas por los vericuetos invisibles, describes tus particulares descubrimientos en cada tono que plasmas, cada revisión de tu jornada. Modelizas tus visiones por irradiar tu entusiasmo, sacudes el agua de tu cuerpo

desde el lejano exoplaneta te cubro de océanos, recojo tus dudas: saltan perseguidos los peces voladores

es lo verdadero una certeza acuática, vez que ninguna investigación obtiene, aquello que no observé, un telescopio invisible. Deviene el espacio abisal potencia, vertiginosa altura sin referencias donde todo elemento sobra. E investigas 
  
cuestiona tu planeta el nombre primero, hace difícil lo fácil, se olvida de sí, científica ficción. Crees en el con terrestre fé, vas posibilitando mundos. Y no estás allí, absoluta incertidumbre: incansable te desplazas 

miércoles, 21 de febrero de 2024

A man needs a maid. Neil Young (LIBRO YLÍRICO)

los principios que rigen tus corrientes de pensamiento son inaccesibles; hace tu cabezal triguero su siembra extensiva, un corte ancho sobre la materia siendo él también materia; retiene todo tu mental tolva, hectáreas y hectáreas de tiempo, un motor incansable. Se te equipó con los sensores necesarios, y vas optimizando tu rendimiento, vas mejorando tus cultivos. Bendita humedad a mí aliento seco, mi grano asiste a tu grano cosecha tras cosecha, esa que antaño te requería un sinnúmero de números y cálculos, temores y sombras para su siega, la trilla ardua que la tolva cribaba. Tira de mí la Osa Mayor esta mañana, estrellas a granel 
 transportando mis huesos

tus procesos tienen consistencia del árbol, semillas y frutos secos confunden en el tiempo, estacionales maduran tal ciclos vegetales, partículas y términos que usas recolectando propiedades, clasificando, empaquetando conceptos, almacenándolos en tus depósitos neuronales, enviándolos al consumirlos 

llegas a mecanizar reflejos mentales, escalonaste tu aprendizaje gracias al tiempo, una necesidad que a veces crees determinista, una fragilidad a cada peldaños. Dibujan las partículas certezas evanescentes, sabor de una fruta fugaz, tus pasitos de bebé cósmico. Nada te reemplaza en el proceso cognitivo, recolectas (y los sabores de adhieren)

es plantación tu intransferible sincronicidad, cosecha de críticas decisiones, un equilibrio puesto a prueba entre posibilidades. Vas con tu atmósfera madurando afecciones, grados de respuesta, enfriando, calentando cualidades, evitando condiciones, del perjuicio a su corrección, de un lugar a otro en un interior ilimitado, inagotable. Te aplazas a tí mismo en redundancias cuantitativas, en vaporosas probabilidades; a las condiciones que tú mismo estableces te expones, imprevisible atmósfera. Con estético acierto sublimas tus deseos, azarosa siembra 

tu más emblemática duda se cosecha con terroso diseño, un cultivo que se extiende con sus oleaginosas ideas, proteaginosas conclusiones de cuño reciente. Con ese ensilaje fermentando te propulsas 

mi pequeña granja de animales y siembra acoge épocas y sus sofisticados principios a pesar de tí, contigo, por tí 

lunes, 19 de febrero de 2024

Sick. The Warning (ROCKFONÍA)

uno de mis lados tiene logros de ser abriéndose a sus musas, girando en audaces interpretaciones arquetípicas. Y se sorprende en ese hermanamiento con realidades paralelas, cada emoción un síntoma  

quién o qué da el aviso intuitivo de los bandazos mentales la incógnita, siempre tú la recompensa, su tiempo inmensurable. Han conformado las rocas un punto fijo 

tu fuera es pasado, una proyección de tí mismo, el acto de apertura a toda posibilidad, las distintas presentaciones de tu ser entre las rocas, la espinada rosa seductora, la espera de futuro sin avisos, el aparente crecimiento de tus representaciones, sus matices nuevos como pinceladas de un saber adquirido que como una gaita inflas y desinflas con su melódico pitido, y estrepitoso, tu juventud en mundo aparte 

se actualiza el mes con años imprevistos, horas pesadas del fondo marino: comparte un niño sus conchas en la orilla. Dentro de los hoyos que excarvó cosecha sus más espirituales ceibas a resguardo del cangrejo y sus totalitarias pinzas. Participa el mes de las leyendas más arcanas 

me copias, te copio, cuántico enlace, floral partenogénesis de la mente, sin rostro, sin habla, físico enlace de los cuerpos como manifestación, biológica respuesta,
bandazos como esas aves que ahora ondean en el cielo, un momento de escena nítida. Caen plumas como aviso sobre las rocas expectantes, partícipe te hacen de esa ceremonia sin nuncios ni proscenios que el tiempo interpreta 

de múltiples realidades me compones que habré de sustraerme, de nombres que habré de acallar, de edades plañendo a la par como guitarras y voces heroicas compitiendo entre sí en el narcisismo planetario. Quemaron la biblioteca de Alejandría, cayó su faro 

de todo género participas, a cada apertura de nivel asistes, cada gramo de conocimiento 

día y noche como origen de tus números, de tu concepto de tiempo desde el que empezar tu constructo bipolar, de la arena mágica que el arenero esparce sobre tus ojos en la noche para tus sueños, lugar de aviso 

y de cada aviso eres partícipe hasta formar leyenda, uno de tus lados pierde arena 

con lo sencillo tratas por refrescarte, reconoces niveles ecuánime, de todos participas, el premio eres tú 

mismidad es, con o sin mención, digas o no, una maternidad de poderosas raíces en el tiempo, vayas donde vayas 

del monte y su montaña la contemplación de día y noche, la rueda que idearás, el número que va creciendo, el sabor y textura que añadirás al mundo, el agridulce logro, tu parto. Sí, tu origen participa de toda edad, a millones luz oficias su magnificencia 

con extraño brillo se te destacan las siluetas, recuerdo frente a aviso de lo que eres, tu pertenencia a un mundo insondable mientras la roca clama por tu atención y das tono a tu ritmo entte las olas que te llevan. Tumbado, regateo con fronteras 

nítida escena, perpetuo cambio percibido o no, regateas con el tiempo tus sucesos, el pan de cada día que compartes, pequeños logros de ser abriéndose insondables 

martes, 13 de febrero de 2024

(A, por, desde) Li Bai. POÉTICAS


conversa la montaña 
entre mis células, jade verde
que por mis límites pregunta,
de fronda la sonrisa que da sosiego
al corazón ardiente.
Flores de almendro le fascinan
en esta fría corriente invernal,
un reino le traen ajeno al mundo,
a los ojos de los hombres 

me miro alejándome 
de mí mismo, subiendo
una torre de nubes.
Majestuosa grulla real
se ha posado en una de ellas 

un sapo me ha besado
oscureciendo la luna llena,
jugo gástrico me hace 
hasta disolverme entre estrellas. 
En las tinieblas brillan
intocables, soy la oscuridad
que las mira 

constelado me atraviesa 
un arcoiris de nacientes soles
salpicado: palidece la mañana.  
Por la torre de nubes desciendo
de astro ionizado, la grulla
ha alzado el vuelo, toda certeza
con ella, pero al menos
palpita el soñador en la belleza
de su sueño. Sobre aislado otero
contempla el palacio infinito 
de oteros y mares, inspira
el tiempo exhalando sus miedos,
deviene aire, se hace el ya
pura existencia. Oracular,
masco laurel entre insectos
y escarcha en el melancólico
giro de la Tierra, envuélveme 
la noche con su ropa húmeda

agitose aquella suavidad
de blanquecina luz que todo abanicaba. Sentado, se abre 
mi pecho a las hojas verdes: 
están mirando a las estrellas. Mudas, deslizan las rocas 
su silencio por mis piernas, 
de cualquier pensamiento
mi cabeza desnudan. 
En su defecto, lo entregan. 
Súbito, me besa un sapo 

se ha dignado la grulla
a mirarme en esta bruma
mental, no me distingue
del paisaje. De mi emoción  
beben las flores, agua turbia
que al valle desciende 
en un silencio abrumador.
Mi sombra, solitaria, distante
se perfila sobre el líquido.
Ahí va río abajo 

se ha hecho verano la montaña

secas las flores tazón les sirvo
de mi propia sangre, solitario
acto de amistad con el todo
que nadie verá. Lo cercano,
lo lejano: junco elástico
que en la orilla oscila. 
Brindamos alzando a la luna
nuestras cráteras de agua y sangre,
esa comunión como regreso,
un ahora en compañía.
Propicia el goce súbitas primaveras, grillos que despiertan, 
una luna perfumada
de danzarinas sombras. Ebrio,
es mi corazón un insecto más
que el río lleva 

liba la luna mi luz más tierna,
jade verde sendero arriba 

sábado, 10 de febrero de 2024

Oropéndola crestada (CONFONÍA de las aves)

nominal te extiendes como especie hacia parajes insulares colgando en el espacio, se oscurecen tus alas al dar la espalda a esos límites, pesan tus plumas. Selvático me criaste, pardo pelaje dispersándose por los caminos entre artificio y células. Varías tus diferencias entre cantidad y cualidad, cierras dudas con un suspiro 

das nombre a tus ciencias colgando crespones de las cosas, un orden que acaba por heder, una ictericia de la razón 

colonia te criaste de entretejidos obreros construyendo lágrimas a los árboles donde anidar, midiendo dominios de mayorías, una elaborada exhibición de conductas huecas, falsas reverencias; pusiste los huevos moteados del abandono

haces hábitat con tu conducta, cada encuentros te extiende como masa bajo rodillo, te enriquece cada punto cardinal que te registra, cada bosque transitado, cada estación biorítmica

en los espacios infinitos se te cría y te desplazas sin movilidad alguna, los realizas y de su vastedad te nutres, da tu soledad sus frutos y su néctar del alambique estelar, emite así el árbol desde sus vibrantes hojas, su cantarina savia, el sonido que en tí cree 

ave conspicua, irisa tu pluma lo oscuro, deja estela brillante como rayo nocturno, y en la lluvia de colores te arqueas. Se hace luego grueso el caminar, amarllean las sendas, que se estrechan 

te reconozco, vieja alma, en la hojarasca

se apagan los colores, se escora el camino por donde centímetros y gramos jocosos brincan; se giran, te hacen burla 

escupe la pluma sus nombres con el almizclado olor de la razón engrasada que, invasora, se extiende